TRASTORNO AUTISTA: actualmente existe un gran movimiento en la web, informando e intentando persuadir que el autismo no es una enfermedad, simplemente es una forma diferente de vida.


Por otro lado, algunos especialistas en los TEA también inciden en este aspecto.

A pesar de estas acciones, es habitual ver en medios de comunicación identificar a los TEA de enfermedad y, por extensión, a las personas que los tienen se las trata de enfermas.

El problema es que esta confusión viene marcada por la imprecisión en la definición que Síndrome y Trastorno tienen, y que la asociación fácil es identificarlos como una enfermedad.

Vamos a intentar aclarar los conceptos, ya que, aunque algo difusos, sí podemos establecer un primer modelo a perfeccionar.

Debemos partir de una premisa qué es la definición desde el punto de vista médico o desde el punto de vista psicológico, ya que obtendremos visiones con ciertas diferencias.

Trastorno autista: punto de vista médico

Según la ciencia médica la enfermedad es un proceso de afección de un ser vivo, caracterizado por una alteración de su estado de salud.

En consecuencia, esta alteración de la salud debe cumplir con al menos dos de los siguientes criterios:

  • Que tenga un agente causal identificado,
  • Presente un grupo identificable de signos y síntomas y
  • Que presente alteraciones anatómicas consistentes.

Salud y enfermedad según la OMS

EL termino salud es definida por la Constitución de 1946 de la Organización Mundial de la Salud como “el estado de completo bienestar físico, mental y social. Y no solamente la ausencia de afecciones y enfermedades.”

También puede definirse como el nivel de eficacia funcional y metabólica de un organismo tanto interna como externamente.

En 1992 se agregó a la definición de la OMS: “y en armonía con el ambiente”, ampliando así el concepto.

La enfermedad es un proceso que representa el estado consecuente de afección de un ser vivo, caracterizado por una alteración de su estado normal de salud.

Este estado de afección puede ser provocado por diversos factores, tanto internos como externos al organismo enfermo.

Por ejemplo, una afección estomacal puede ser provocada por la mala digestión de nuestros intestinos, por otro lado, un resfrió, es provocado por los cambios de temperatura del ambiente.

Síndrome

Un síndrome es un conjunto de síntomas o signos conocidos que pueden aparecer juntos, aunque con un origen desconocido.

A su vez, estos síntomas pueden determinar un trastorno específico.

En psicología y psiquiatría se refiere también a un cuadro relacionado con una reacción psíquica ante una situación vital.

Por ejemplo, el Síndrome de Estocolmo; donde no existe ninguna enfermedad, sino un cuadro originado por una situación social donde existe un nivel de tensión emocional que genera un modelo de autoprotección. En la cual, la persona que soporta esta situación se identifica con quienes la crean.

Por otro lado, el origen del síndrome de Down, es conocido más sus causas aún permanecen en la oscuridad.

Por definición, síndrome y enfermedad, son entidades clínicas con un marco conceptual diferente, aun así, hay situaciones grises en la definición de estas, que algunas veces dificultan su correcta identificación en una categoría u otra.

Trastorno autista: que significa Trastorno

Un Trastorno puede considerarse como una descripción de una serie de síntomas, acciones o comportamientos.

Suele estar asociado a patologías o desordenes relacionados con problemas mentales.

También se asocia a alteraciones de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerando que existe una diferencia significativa respecto al grupo social mayoritario donde se incluye la persona, no existiendo una etiología conocida.

Actualmente los manuales para la descripción del autismo, más usados mundialmente son dos, el DSM-V y el CIE-10.

Según el CIE 10, publicado en 1992, los Trastornos Generalizados del Desarrollo [TGD] engloban:

  • F84.0 Autismo infantil.
  • F84.1 Autismo atípico.
  • F84.2 Síndrome de Rett.
  • F84.3 Otro trastorno desintegrativo de la infancia.
  • F84.4 Trastorno hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados.
  • F84.5 Síndrome de Asperger.
  • F84.8 Otros trastornos generalizados del desarrollo.
  • F84.9 Trastorno generalizado del desarrollo sin especificación.

Por otro lado, en mayo de 2013 fue lanzada la quinta edición del Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales [DSM-V].

Ese manual trajo cambios importantes, entre ellas, nuevos diagnósticos y alteraciones de nombres de enfermedades y condiciones que ya existían.

El autismo y el síndrome de Asperger, pasaron a forma parte del termino médico Trastornos del Espectro Autista [TEA].

El termino técnico aplicado al síndrome de Asperger actualmente es Desorden del Espectro Autista de Nivel 1, sin la presencia de perjuicios intelectuales o verbales.

De acuerdo con el DSM-V, existen tres niveles de severidad en la clasificación actual del autismo:

  • siendo el nivel 1, el más leve [síndrome de Asperger]
  • Nivel 2, medio o moderado y
  • El nivel 3 considerado el grado más severo [donde encajaría el autismo clásico de Kanner].

Siendo estos trastornos definidos como:

Grupo de trastornos caracterizados por alteraciones cualitativas características de la interacción social, de las formas de comunicación y por un repertorio repetitivo, estereotipado y restrictivo de intereses y actividades.

Estas anomalías cualitativas son una característica generalizada del comportamiento del individuo en todas las situaciones, aunque su grado puede variar.

En la mayoría de los casos el desarrollo del niño es anormal desde la primera infancia [primeros tres años]

Mas, en casos contados casos estas anomalías se manifiestan por primera vez después de los cinco años de edad.

Es habitual, aunque no constante, que haya algún grado de deficiencia intelectual en los niños dentro de los TEA

Trastorno autista: ¿son los trastornos del espectro autista una enfermedad?

En base a estas descripciones podemos llegar a diversas conclusiones, habida cuenta de lo difusas que son a la hora de determinar si en el caso de los Trastornos del Espectro del Autismo estamos o no ante una enfermedad.

Si nos basamos en la definición de salud y enfermedad, podemos llegar a la conclusión de que, a excepción de Superman, todos estamos enfermos, dado que obtener ese nivel de equilibrio es casi imposible.

Si profundizamos un poco más, podemos concluir que la enfermedad debe tener un origen conocido, un tratamiento médico, tener pautas comunes, un pronóstico y un diagnóstico fiable.

No obstante, en el caso de las enfermedades raras esto no se va a cumplir tampoco al 100%.

En los TEA, existen muchas teorías intentando explicar sus orígenes, más la verdad aún permanece en la oscuridad.

Tampoco existe un tratamiento médico [El uso de fármacos a día de hoy no curan nada], no hay dos personas iguales, el pronóstico es variable y el diagnóstico es más válido como instrumento que como diagnóstico definitivo, y por tanto podemos decir que los TEA no son una enfermedad.

Podríamos decir que dentro de los TEA no estamos realmente ante una enfermedad, sino ante una forma diferente de percibir la realidad y el contexto ecológico de la persona.

Por otro lado, esta percepción varía en función de terapias que no utilizan fármacos, tan solo modelos de intervención entre lo conductual, el entrenamiento y el aprendizaje.

Estamos ante un problema de desarrollo que se sale del concepto de normalidad, pero ello no implica enfermedad.

Si nos basamos pues en un modelo psicológico, los TEA no son una enfermedad, dado que presentan una gran variabilidad en función tanto de la persona como de factores relacionados con la intervención terapéutica, y además no cumplen con los aspectos fundamentales para ser considerados una enfermedad.

Las personas con Trastornos del Espectro del Autismo pueden tener una salud inmejorable, incluso a todos los niveles, pero seguirán presentando conductas específicas e identificables con el Trastorno en sí.

Trastorno autista: consideraciónes finales

Está claro que el trastorno autista no afecta solo a los niños, más también lleva en muchos casos, una sensación de fracaso a sus cuidadores.

Los padres o los responsables legales del niño afectado también corren el riesgo de desenvolver trastornos de ansiedad y de humor.

El seno familiar también se ve afectado, ya que este trastorno impone restricciones económicas y las intervenciones interdisciplinarias reducen el tiempo de placer y convivencia reciproca de la pareja.

Así, no considerar el trastorno autista como una enfermedad, no resolverá nada, pues el trastorno en si es un generador de desestabilización de la salud de la persona afectada y las que lo rodean.

Desde el punto de vista social, los políticos deben sensibilizarse para que sean creadas estrategias para aliviar este ciclo nocivo.

Donde la falta de una orientación primaria gubernamental ha llevado a muchos padres a buscar alternativas de cura dudosas.

Peor aún, sin saber y sin tener garantías de que en algunos casos las terapias aplicadas no tienen el mínimo de respaldo científico.

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Referencias

1.   Landrigan, P. J. (2010). What causes autism? Exploring the environmental contribution. Current Opinion in Pediatrics, 22(2):219-25.

2.   Hallmayer, J., Cleveland, S., Torres, A., Phillips, J., Cohen, B., Torigoe, T., et al. (2011). Genetic heritability and shared environmental factors among twin pairs with autism. Archives of General Psychiatry, 68(11), 1095-1102. doi: 10.1001/archgenpsychiatry.2011.76.

3. Grinker, R. R. [2007]. Unstrange Minds, 34-48.

4. Investigaciones sobre el Trastorno del Espectro Austista, http://www.cdc.gov/ncbddd/Spanish/autism/research.html, accesado en 15/08/16.