Buscar las causas del autismo es adentrarse en un terreno donde se cruzan la ciencia, las experiencias personales, las controversias, la religión e incluso la hechicería.
Hoy, las estadísticas indican que en Estados Unidos 1 de cada 31 niños está dentro del espectro autista. De acuerdo al último informe del 2022 de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Por otro lado, ante la falta de estudios locales, muchos países, como Brasil, toman estos datos como referencia para formular sus políticas públicas en relación al TEA.
Incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) los acepta mientras no existan investigaciones que demuestren lo contrario.
Ahora, analizando datos a nivel global, el número de niños diagnosticados con autismo sigue aumentando, independientemente de si han sido vacunados o no.
En base a esta “epidemia de autismo”, antes y ahora, figuras políticas influyentes como Dan Burton, Robert F. Kennedy Jr. y Donald Trump (en su primer mandato) señalaron a las vacunas como responsables, aunque nunca lograron probarlo.
En estos días, concretamente en fecha 10//04/2025 el flamante secretario de salud Robert F. Kennedy Jr. en reunión de gabinete junto a D. Trump, anuncio lo siguiente:
Hemos lanzado un esfuerzo masivo de investigación con cientos de científicos en todo el mundo. Para septiembre, sabremos qué ha causado esta epidemia de autismo y podremos eliminar esas exposiciones.
Visto así, parece que solo es cuestión de esperar. Septiembre está cerca, y quizá por fin sepamos más sobre los orígenes del autismo
Mientras tanto, te invito a repasar lo que la ciencia ha descubierto hasta ahora sobre las posibles causas del autismo.
¡Buena lectura!
¿Qué provoca el autismo?
¿Es genética, es el ambiente… o hay más?
Los diferentes informes científicos, tanto públicos como privados, coinciden en algo: el autismo no tiene una causa única.
Al contrario, se trata de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales que, en conjunto, dan lugar a los síntomas característicos del TEA. Sin embargo, aún existen muchas lagunas que la ciencia intenta llenar.
Causas del autismo: una cronología reveladora
Para entender cómo ha evolucionado la percepción sobre las causas del autismo, conviene mirar hacia atrás. La historia de esta búsqueda es tan compleja como reveladora:
1943: Leo Kanner describe por primera vez el autismo como un trastorno distinto, señalando comportamientos sociales atípicos. Aunque inicialmente mencionó el entorno familiar como posible causa, luego reconoció una base biológica.
Décadas de 1950-60: Bruno Bettelheim popularizó la tristemente célebre teoría de las «madres nevera». En su libro La fortaleza vacía, culpaba a las madres frías y distantes de generar autismo en sus hijos. Esta idea, aunque influyente en su época, fue totalmente desacreditada por carecer de respaldo científico.
Años 70-80: Surgen enfoques biológicos y genéticos sólidos. Investigaciones como las de Lorna Wing revelan una fuerte carga hereditaria, y la culpa atribuida a los padres empieza a desvanecerse.
1998: Andrew Wakefield sacude al mundo médico al publicar un estudio que sugiere una conexión entre la vacuna MMR y el autismo. Años después, se revela que su trabajo era fraudulento: datos manipulados, conflicto de interés y una total falta de rigor científico.
2000s en adelante: La investigación gira hacia factores ambientales: metales pesados, pesticidas, contaminación prenatal… Aunque algunas correlaciones son preocupantes, aún no hay consenso sobre una causa única.
2025: Robert F. Kennedy Jr., actual Secretario de Salud de EE. UU., ha lanzado una ambiciosa iniciativa científica para identificar toxinas ambientales que pudiesen estar vinculadas al autismo. Ha prometido avances antes de septiembre. Aunque su promesa ha generado escepticismo, muchos observan con atención este esfuerzo.
Causas genético – ambientales del TEA
Diferentes estudios nos indican que el autismo tiende a ser hereditario, por ejemplo, una revisión exhaustiva de 7 estudios entre gemelos indica lo siguiente:
Entre el 60 y el 90 % del riesgo de autismo procede de su genoma. Si tiene un hijo/a autista, tiene más probabilidades de tener otro hijo/a autista. Los demás miembros de su familia también tienen más probabilidades de tener un hijo/a con TEA.
Sabemos que nuestro genoma entero está en evolución y la falla en algún cambio en el código genético de uno o varios genes puede desencadenar en síntomas característicos del autismo. También, si uno de nuestros padres tiene estas alteraciones, puede transmitirlas a sus hijos, aunque en él no se haya manifestado nada, sino que permanece en un estado latente.
Por otro lado, trastornos neurológicos como el síndrome X frágil está comprobado cuales son los genes que lo causan, simplemente hasta ahora no se sabe como lo causa y por lo tanto aún no se tiene la solución.
En el caso del síndrome de Dow, también se sabe cual es el gen causante y puede identificarse mediante estudios genéticos. Si la pareja identifica esto en el embarazo, puede proceder a eliminar el feto. Esto ocurre en Islandia, donde la sociedad lo entiende así y está permitido por ley.
Un repaso histórico a las vacunas y su papel en la salud pública
En 1796, Edward Jenner estudiaba una enfermedad en las ubres de las vacas relacionada con la viruela humana. Este patógeno animal denominado Variola vaccina dio origen al término «vacuna». Jenner demostró que la inoculación con material de viruela bovina producía inmunización.
Casi un siglo después, Louis Pasteur inmunizó ovejas contra el ántrax y desarrolló la primera vacuna contra la rabia. El caso del niño Joseph Meister – quien no desarrolló la enfermedad tras ser mordido por un perro con rabia – marcó un hito.
Desde Jenner y Pasteur, las vacunas han salvado millones de vidas, aunque nunca han faltado detractores. Se han alzado voces que las señalan como una forma de control poblacional o manipulación farmacéutica.
Pero la historia también guarda registros poderosos contra estos, como los cientos de millones de vidas que se han salvado gracias a las vacunas. Especialmente en los tiempos de pandemia del COVID – 19.
Complementando esto, la OMS sostiene que actualmente no hay evidencia de toxicidad derivada del mercurio que contienen las vacunas. No hay un estudio científico que lo pruebe sin lugar a refutar.
Por el contrario, muchas vacunas modernas ni siquiera contienen timerosal, y en las que sí lo contienen, su función es evitar la contaminación por bacterias en viales multidosis.
¿Qué dicen los expertos sobre el mercurio y los metales pesados?
Diferentes neurocientistas afirman que los metales pesados son tóxicos, que causan daño, pero al igual que las vacunas no hay un estudio científico que pueda probar aquello.
Por ejemplo, el neuropediatra Carlos E. Orellana Ayala afirma que las vacunas han supuesto un salto tremendo en la salud de la humanidad. Sin embargo, como toda medida innovadora, están sujetas a la resistencia de muchas personas y tienen que llevar el ataque de sus detractores, ataque que no suele resistir el tiempo y tampoco el escrutinio científico.
Daniel Comin, editor de Autismo Diario y padre de un niño con autismo, comenta que la realidad sobre los tóxicos y las alteraciones del neurodesarrollo se enfocó equivocadamente durante años en el tiomersal. Aunque muchos países lo retiraron de las vacunas pediátricas, la prevalencia del autismo no disminuyó, lo que indica que las causas deben estar en otra parte.
¿Y si el aumento de casos de autismo tiene otra explicación?
Un dato curioso, lo da, Grinker, el apunta lo siguiente:
que ahora se tiene mayor conciencia sobre esta enfermedad neurológica. La palabra “autismo” ha evolucionado en su definición y se ha vuelto más inclusiva desde que Kanner lo describió en 1943.
Por otro lado, en 1994, el DSM-IV introdujo el término trastornos del espectro autista (TEA), incluyendo diferentes categorías como el síndrome de Asperger o el trastorno desintegrativo infantil. Esto causo un aumento en las tasas de autismo.
Finalmente, este cambio conceptual explica en gran parte el aparente aumento de casos. No se trata necesariamente de más niños autistas, sino de una mejor capacidad diagnóstica y de una categorización más amplia.
Mejores herramientas diagnosticas, padres menos estigmatizados y propensos a ser mas colaborativos en el registro de datos para el diagnóstico autista son los argumentos que las grandes instituciones americanas se agarraron para explicar el aumento del autismo en la sociedad americana.
Algo que el flamante secretario de salud de EEUU Robert F. Kennedy refuta vehementemente el afirma que:
Sabemos cuáles eran las cifras históricas. Y sabemos cuáles son hoy. Es hora de dejar de atribuir esto a una u otra idea que niega esta epidemia.
¿Entonces, de dónde proviene el autismo?
Esas es la gran pregunta, ¿de dónde?
¿Sera hora de mirar otro lado que no sea las vacunas?
En esa línea, en 2009, la Endocrine Society’s, publicó su primera declaración sobre el impacto de los disruptores endocrinos ambientales y en 2015 hizo públicas una serie de advertencias sobre el impacto directo en la salud de este tipo de compuestos. Veamos cuales son:
Elemento | Características |
---|---|
Bifenol A | presente en muchos plásticos. Afecta a nivel embrionario, a través de la leche materna y de forma ambiental. Se encuentra en el revestimiento de muchos alimentos y bebidas enlatadas tal que prácticamente todo el mundo está expuesto de forma continua. |
Ftalato | se usan con frecuencia en los esmaltes de uñas, adhesivos, masillas, pigmentos de pintura, juguetes de niños y en la mayoría de los juguetes sexuales. |
Atrazina | un herbicida ampliamente utilizado. |
Bifenilos policlorados | una amplia variedad de aplicaciones utilizan estas mezclas, incluyendo plastificantes en caucho y resinas, papel autocopiativo, adhesivos y pinturas y tintas. |
DDT [dicloro difenil tricloroetano] | El insecticida DDT y sus metabolitos, diclorodifenildicloroetileno [DDE] y diclorodifenildicloroetano [DDD], se han asociado con enfermedades endocrinas tales como tumores testiculares, cáncer de endometrio, cáncer de páncreas , diabetes mellitus tipo 2, y cáncer de mama. |
Complementando esos datos, un estudio realizado por los CDC en el 2011, encontró que el 90% de las mujeres embarazadas en EE.UU. tienen niveles detectables de 62 productos químicos en su organismo. Alguno de ellos, detallados en la tabla arriba

Muchos de estos productos químicos pueden atravesar la placenta durante el embarazo y se detectan de forma rutinaria en la sangre del cordón umbilical o en otros tejidos fetales.
Entonces, basado en este enfoque y teniendo a los agroquímicos como principales sospechosos, en 1916 empezó a ejecutarse el proyecto Targeting Environmental Neuro-Developmental Risk (TENDR)
Este ambicioso estudio científico buscaba esclarecer los mecanismos de acción de estas patologías cerebrales, sus verdaderos agentes causales y aportar soluciones médicas reales.
Sin embargo, algo paso y no hay informes sobre este estudio que en su momento causo gran expectativa para dilucidar las causas del autismo.
Consideraciones
Hablar de las causas del autismo requiere rigor, apertura mental y una mirada crítica.
La ciencia no puede permitirse simplificaciones. No basta con culpar a las vacunas sin evidencia sólida.
Como sociedad, debemos mirar el problema de forma más integral: genética, ambiente, toxicidad acumulada, evolución diagnóstica… todo cuenta.
Y tú, ¿estás listo para cuestionar, investigar y contribuir a una comprensión más profunda del autismo?
Bibliografía consultada
- Autism Speaks. ¿Qué causa el autismo? [Internet]. Autism Speaks; [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://www.autismspeaks.org/que-causa-el-autismo
- Mayo Clinic. Trastorno del espectro autista: Síntomas y causas [Internet]. Mayo Clinic; [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/autism-spectrum-disorder/symptoms-causes/syc-20352928
- Clínica Universidad de Navarra. Autismo [Internet]. CUN; [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/autismo
- Bettelheim B. La fortaleza vacía: el autismo infantil y el nacimiento del yo. Barcelona: Gedisa; 1983.
- Wakefield AJ, Murch SH, Anthony A, Linnell J, Casson DM, Malik M, et al. Ileal-lymphoid-nodular hyperplasia, non-specific colitis, and pervasive developmental disorder in children. Lancet. 1998;351(9103):637–41. [Retractado]
- Grinker RR. Unstrange Minds: Remapping the World of Autism. New York: Basic Books; 2007.
- Comin D. ¿El mercurio y el autismo? 15 años después [Internet]. Autismo Diario; 2018 [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://autismodiario.org/2018/10/15/el-mercurio-y-el-autismo-15-anos-despues/
- Alonso JR. Neurociencia para Julia. Córdoba: Almuzara; 2012.
- World Health Organization. Thiomersal – Questions and Answers [Internet]. WHO; 2011 [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://www.who.int/vaccine_safety/committee/topics/thiomersal/questions/en/
- Politico. Robert F. Kennedy Jr. pledges to figure out which environmental toxins are causing autism [Internet]. Politico; 2025 Abr 16 [citado 2025 Abr 21]. Disponible en: https://www.politico.com/news/2025/04/16/syndicate-kennedy-pledges-to-figure-out-which-environmental-toxins-are-causing-autism-00293583