Todo empezó en 1998, cuando el médico británico Andrew Wakefield publicó en la revista científica The Lancet los resultados de un estudio realizado en 12 niños autistas en el que afirmaba que había conexión entre el autismo y la vacuna triple vírica MMR [sarampión, rubeola y paperas].
Posteriormente, también el Dr. Mark Geier afirmo que los niños expuestos al timerosal de las vacunas tienen una probabilidad 6 veces mayor de tener autismo que los niños no vacunados.
Tambien en su momento el ex presidente de los Estados Unidos D. Trump afirmo que las vacunas causan autismo. Sin embargo no pudo probar dicha aseveración.
Llegando inclusive a recomendar el uso de las vacunas al pueblo norteamericano en esta presente pandemia del COVID – 19.
Del otro lado, el mundo cientifico a rechazado categoricamente la relación entre las vacunas y el autismo, argumentando que no hay un estudio que pruebe esa aseveración.
Entonces mi querido lector/a en este post trataremos todos aquellos detalles a favor y en contra sobre el uso de las vacunas en nuestros niños con TEA.
- Dicen que algunas vacunas contienen un conservante que puede producir autismo. ¿Qué es lo que en verdad sucede?
- ¿Por qué se incorporó el timerosal a las vacunas?
- ¿Es verdad que el timerosal contiene mercurio?
- ¿Es verdad que se expuso a los niños a niveles peligrosos de mercurio a causa del timerosal?
- ¿Qué pruebas hay de que el timerosal esté relacionado con el autismo?
- ¿Qué pruebas hay de que el timerosal no esté relacionado con el autismo?
- ¿Se vinculó alguna vez la vacuna MMR con el autismo?
- ¿Cómo puedo saber si mi niño recibió vacunas que contenían timerosal?
- ¿Cuáles son los riesgos de no inmunizar a mi niño?
- Programas exitosos de vacunación
- ¿Dónde puedo conseguir más información sobre el timerosal y la seguridad de las vacunas?
Dicen que algunas vacunas contienen un conservante que puede producir autismo. ¿Qué es lo que en verdad sucede?
Actualmente hay una polémica sobre esta cuestión, con el gobierno estadounidense y renombrados científicos, por un lado, y varios grupos de ciudadanos que se oponen a la vacunación sistemática.
Ante esta controversia, muchos papás se sienten confundidos y preocupados por la salud de sus niños.
Estos grupos dicen que el timerosal, un conservante que se utiliza en las vacunas es tóxico para el sistema nervioso central y es responsable de un aumento alarmante en las tasas de autismo entre los niños de los Estados Unidos y del mundo entero.
La mayoría de los científicos dicen que no hay una evidencia científica creíble que demuestre que las vacunas causan autismo.
Durante los últimos 15 años, varias instituciones médicas importantes analizaron la evidencia procedente de los Estados Unidos y del extranjero, y todas concluyeron que no existe ninguna relación entre el autismo y la exposición al timerosal.
Además, el conservante se ha retirado de la mayoría de las vacunas infantiles en los Estados Unidos.
Aun así, algunos activistas de salud ponen en tela de juicio la validez de la ciencia existente.
Estos sostienen que el gobierno de los Estados Unidos ha conspirado junto con los fabricantes de vacunas para ocultar la verdad acerca del timerosal y el autismo.
¿Por qué se incorporó el timerosal a las vacunas?
El timerosal es usado desde 1933 como conservante, impidiendo el crecimiento de bacterias y hongos en las vacunas.
Dado que muchas vacunas se almacenan con mayor eficacia en grandes ampollas o viales de varias dosis, de los cuales los proveedores de salud extraen dosis individuales, las vacunas quedan expuestas a la contaminación cada vez que una jeringa pincha la tapa de goma del vial o ampolla.
Varios incidentes fatales de vacunas contaminadas en la década de 1920 llevaron a que los fabricantes de vacunas empezasen a agregar conservantes a todos los viales de dosis múltiples de vacunas.
Delante de dicha situación el timerosal llegó a ser uno de los conservantes más ampliamente utilizados.
Ahora que la mayoría de las vacunas ya no contienen timerosal, estas deben almacenarse en ampollas o jeringas precargadas.
Lo cual, invariablemente resulta más costoso para los fabricantes de vacunas.
¿Es verdad que el timerosal contiene mercurio?
El timerosal contiene un compuesto del mercurio conocido como etil mercurio.
No es lo mismo que el metil mercurio, que se encuentra en cantidades elevadas en algunos peces.
El metil mercurio se acumula en el tejido humano y, cuando llega a ciertos niveles, puede afectar el desarrollo cognitivo en los niños más pequeños.
Por ese motivo la Administración de Alimentos y Fármacos [FDA] de los EE.UU. actualmente aconseja, por ejemplo, que los niños no consuman algunos tipos de pescado.
Por otro lado, diferentes estudios han concluido que el etil mercurio no tiene el mismo efecto que el metil mercurio.
Además, investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas [NIAID, por sus siglas en inglés] determinaron que el cuerpo elimina el etil mercurio con mucha más rapidez que el metil mercurio, por lo cual el etil mercurio no se acumula en el tejido humano.
De acuerdo con las principales investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha, los únicos efectos secundarios que se conocen de la exposición al timerosal de las vacunas son reacciones leves, como, por ejemplo, enrojecimiento e hinchazón en la zona de la inyección en algunos pacientes.
¿Es verdad que se expuso a los niños a niveles peligrosos de mercurio a causa del timerosal?
Desde mediados de la década de 1980 hasta el año 1999, a medida que se fueron incorporando más vacunas a la lista de las inmunizaciones infantiles de rutina, los niños de los Estados Unidos quedaron cada vez más expuestos al timerosal.
Algunas variantes de la vacuna contra difteria-tétanos-tos ferina y la vacuna contra la haemophilus influenzae tipo B [Hib], además de las inyecciones contra la hepatitis B y la gripe, contenían el conservante.
En 1997 la FDA volvió a examinar alimentos y fármacos que contenían mercurio y encontró que algunos niños podían haber estado expuestos a una dosis acumulativa de 187,5 microgramos [mcg] de etil mercurio procedente de todo tipo de fuentes durante los primeros seis meses de vida.
Esa cantidad excedía las reglamentaciones de la Agencia de Protección Ambiental [EPA, siglas en inglés] en materia de exposición al metil mercurio. [No hay regulaciones federales sobre seguridad para el etil mercurio]
Como medida de precaución, las agencias del Servicio de Salud Pública, la Academia Estadounidense de Pediatría y los fabricantes de vacunas convinieron en 1999 que el conservante timerosal debía reducirse o eliminarse de todas las vacunas infantiles para niños de 6 años de edad o menores.
Desde ese año, las investigaciones realizadas concluyeron que el timerosal no suponía un riesgo para los niños.
De todas formas, hoy en día las vacunas infantiles no contienen más que cantidades sumamente pequeñas de timerosal.
De esta manera, los niños quedan expuestos a una dosis acumulativa de menos de 3 mcg de mercurio procedente de las vacunas hasta que cumplen los 6 meses de edad.
¿Qué pruebas hay de que el timerosal esté relacionado con el autismo?
Algunos grupos ciudadanos destacan la existencia de un número reducido de estudios que se hicieron hacia finales de la década de 1990, y que trataban de demostrar que el timerosal desencadenaba el autismo.
Estos estudios los llevaron a cabo el Dr. Mark Geier y su hijo David. Mark Geier, especialista en genética y ex investigador de los Institutos Nacionales de la Salud.
El Dr. Geier se ha desempeñado como consultor y perito en apoyo de demandantes contra las vacunas.
De acuerdo con los Geiers, los niños expuestos al timerosal de las vacunas tienen una probabilidad seis veces mayor de tener autismo que los niños no expuestos.
Basan sus conclusiones en el análisis de la información obtenida del Vaccine Adverse Event Reporting System o Sistema de Reportaje de Efectos Adversos de las Vacunas [VAERS por sus siglas en inglés], un sistema del gobierno de los EE.UU. para reportar reacciones adversas que reúne los reclamos de salud vinculados con las vacunas.
En una crítica detallada de las conclusiones de los Geiers, la Academia Estadounidense de Pediatría explicó cuál es el problema de basarse en la información del VAERS:
Este sistema recoge los reclamos, pero carece de medios para evaluar su validez.
«Los efectos sobre la salud informados al VAERS en relación con las vacunas, pueden representar verdaderas reacciones adversas, coincidencias o errores de presentación», dijo la Academia Estadounidense de Pediatría.
A los especialistas de la Academia también les preocupaba la metodología de los Geiers, y señalaron que padre e hijo no especificaban «cómo se generó la información, impidiendo por lo tanto analizar con precisión sus métodos y reproducir sus resultados».
El Instituto de Medicina concluyó que el trabajo de los Geiers estaba lleno de imperfecciones metodológicas y rechazó los resultados.
¿Qué pruebas hay de que el timerosal no esté relacionado con el autismo?
Presentamos a continuación detalles de algunos de los informes más recientes e importantes:
Vacunas y autismo: Estudios realizados en Dinamarca y Suecia
Un estudio publicado en agosto de 2003 en la revista American Journal of Preventative Medicine examinó el índice de autismo en Dinamarca y en Suecia, donde el timerosal dejó de usarse en las vacunas en 1992.
El índice de autismo continuó aumentando desde 1987 a 1999, a pesar de que hubiera sido de esperar que se redujera, si es que de veras había una conexión entre el timerosal y el autismo.
De hecho, los especialistas que han examinado cuidadosamente la información señalan también que el aumento en las tasas de autismo no se corresponde, en realidad, con un incremento en la exposición al timerosal.
En Gran Bretaña, por ejemplo, la incidencia del autismo ha aumentado extraordinariamente desde la década de 1980.
Solamente una vacuna administrada en Gran Bretaña (la DTP contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) contiene timerosal.
Todas las demás vacunas aplicadas allí no tienen timerosal, ni nunca lo tuvieron.
Informes de los CDC sobre las vacunas y autismo
También en 2003, investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE.UU. [CDC por sus siglas en inglés] examinaron información procedente del Proyecto Vaccine Safety Datalink [Base de Datos sobre la Seguridad en las Vacunas].
Esta es una base de datos en la cual ocho Organizaciones para el Cuidado de la Salud o compañías de seguros médicos [HMO por sus siglas en inglés] guardan los registros de vacunación de sus pacientes, incluyendo las reacciones adversas.
Los investigadores analizaron los registros de más de 120.000 niños en dos HMO distintas y no encontraron diferencia en las tasas de autismo entre los niños expuestos a diversos niveles de timerosal.
En 2004, el Instituto de Medicina evaluó las últimas investigaciones en la materia, que incluían cinco estudios principales que analizaban los registros de salud de cientos de miles de niños en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Dinamarca y Suecia además de los estudios de los Geiers. El Instituto de Medicina es una división de la Academia Nacional de Ciencias, un prestigioso organismo independiente no afiliado con el gobierno de los EE.UU.
El Instituto concluyó: «El cuerpo de evidencia epidemiológica favorece el rechazo de una relación causal entre las vacunas que contienen timerosal y el autismo».
En septiembre de 2007 se publicaron en la revista New England Journal of Medicine los resultados de un estudio del CDC, denominado Seguimiento del timerosal [Thimerosal Follow-Up Study].
En este estudio los investigadores sometieron a más de mil niños entre 7 y 9 años de edad a una prueba de neurodesarrollo que duraba tres horas.
Sus conclusiones no apoyaban la conexión entre vacunas que contenían timerosal y el funcionamiento neuropsicológico de niños en la edad de 7 a 10 años.
Vacunas y autismo, estudios realizados en Italia, Reino Unido, Irlanda y Dinamarca
Un estudio sufragado por el CDC en Italia y publicado en febrero de 2009 en la revista Pediatrics.
Comparaba a niños que habían recibido la vacuna contra difteria-tétanos-tos ferina que contenía timerosal con niños que habían recibido la misma vacuna sin este conservante.
Diez años después el estudio no halló ningún daño neurológico en los niños que recibieron las vacunas que contenían timerosal.
Por otro lado, el Comité Global de Consejería sobre la Seguridad de las Vacunas de la Organización Mundial de la Salud [GACVS por sus siglas en inglés]. Ha estado examinando el efecto del timerosal en las vacunas desde agosto de 2000.
Revisaron estudios epidemiológicos independientes sobre desórdenes neurobiológicos y su posible relación con el timerosal. Los estudios se habían llevado a cabo en el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca.
En junio de 2006 la GACVS reafirmó su posición de que «no existe evidencia de toxicidad en bebés, niños o adultos expuestos al timerosal de las vacunas».
Un estudio publicado en octubre de 2010 en la revista Pediatrics concluyó que la exposición prenatal o del bebé al timerosal no aumenta el riesgo de autismo.
Los investigadores compararon a 256 niños que padecían autismo con 752 niños que no lo padecían.
Descubrieron que los niños que padecían autismo no habían recibido vacunas que contuvieran cantidades mayores de timerosal.
El estudio lo llevaron a cabo conjuntamente el CDC, la Escuela de Medicina de Harvard, Kaiser Permanente y el Centro de Investigación de Vacunas de la Universidad de California, entre otros.
El Instituto de Medicina ha recomendado realizar un estudio epidemiológico para examinar si la exposición al timerosal en el útero o en la infancia está relacionada con el desarrollo del autismo.
El estudio actualmente lo está ejecutando el organismo Vaccine Safety Datalink, del CDC.
¿Se vinculó alguna vez la vacuna MMR con el autismo?
En 1998, la publicación médica británica The Lancet dio a conocer un estudio que vinculaba la vacuna triple sarampión-paperas-rubéola [MMR] con el autismo.
Los investigadores observaron que ocho de los 12 niños autistas que se estudiaron habían empezado a mostrar síntomas de autismo al poco tiempo de recibir las aplicaciones de MMR.
Entonces se pensó que los niños estaban teniendo una reacción física a la vacuna.
Resultó ser solamente una casualidad, e investigaciones posteriores contradijeron los resultados.
El estudio no tenía nada que ver con el timerosal, que nunca se había usado en la vacuna MMR.
Aun así, la gente y algunos medios de comunicación siguen confundiendo las dos cuestiones.
¿Cómo puedo saber si mi niño recibió vacunas que contenían timerosal?
Si tu niño fue vacunado después del año 2001, es muy probable que hayan recibido cantidades sumamente pequeñas de timerosal.
En 1999 la Administración de Alimentos y Fármacos, los Institutos Nacionales de la Salud y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, junto con la Academia Estadounidense de Pediatría, solicitaron a los fabricantes de vacunas reducir o eliminar el uso del timerosal en las vacunas, y los fabricantes adoptaron las medidas pertinentes.
Algunos consultorios médicos continuaron usando vacunas en existencia que contenían timerosal.
Pero la mayoría de los especialistas creen que para el año 2001 o 2002 ya se habían agotado.
Puedes preguntarle al médico de tu niño si deseas salir de dudas.
¿Se usa todavía el timerosal en las vacunas contra la gripe o en algunas otras inyecciones?
El timerosal aún se usa como conservante en las inyecciones contra la gripe para los adultos.
Las fórmulas sin timerosal están disponibles para bebés, niños y mujeres embarazadas, pero no siempre alcanzan para satisfacer la demanda, y los médicos habitualmente agotan las reservas de vacunas que no contienen timerosal.
Además, algunas vacunas de refuerzo contra tétanos-difteria, que se aplican a niños de 7 años o mayores, contienen timerosal.
Por último, el timerosal se sigue usando en algunas vacunas infantiles, principalmente en los países en vías de desarrollo.
¿Cuáles son los riesgos de no inmunizar a mi niño?
Los beneficios de vacunar a tu niño superan de lejos a los riesgos: no sólo se beneficia tu niño sino a toda la comunidad.
Un determinado porcentaje de niños manifiestan reacciones adversas a las vacunas, pero tales incidentes son poco comunes, dado el gran número de niños que se vacunan por año.
Julia McMillan, profesora de pediatría en la Johns Hopkins University en Baltimore y miembro de la Comisión de Enfermedades Infecciosas de la Academia Estadounidense de Pediatría, les recuerda a los padres la cantidad de enfermedades graves que ahora están controladas o que se lograron erradicar gracias a las vacunas.
«Muchos padres hoy en día son demasiado jóvenes como para recordar la pérdida de vidas humanas debido a estas enfermedades antes de que se desarrollasen las vacunas», señala.
La poliomielitis no da en los Estados Unidos desde hace décadas.
El sarampión, que aún es responsable de la muerte diaria de niños en África, fue eliminado en los Estados Unidos.
Las paperas, enfermedad que puede derivar en sordera y esterilidad, actualmente es rara en los Estados Unidos.
A los dos años de la introducción de la vacuna contra Hib, hubo una disminución del 60 por ciento en los casos de meningitis bacteriana.
Programas exitosos de vacunación
«Nuestro programa de vacunación resultó ser, en lo que respecta a salvar vidas, una de las campañas de salud más exitosas de la historia. Pero continuará siendo exitosa únicamente si los padres vacunan a sus niños», comenta Julia McMillan.
Si un número grande de individuos dejasen de vacunarse, estas enfermedades fácilmente podrían extenderse de nuevo y alcanzar proporciones de epidemia.
Sabemos que esto es verdad porque sucedió: cuando las tasas de vacunación contra el sarampión cayeron en los Estados Unidos hacia finales de la década de 1980, más de 100.000 personas contrajeron la enfermedad y 120 fallecieron como consecuencia.
En 1998, cuando las tasas de inmunización volvieron a subir, solamente 89 individuos se enfermaron de sarampión y ninguno falleció.
Incluso recientemente, en 2008, se han dado epidemias de sarampión en EE.UU.
Casi el 90 por ciento de las personas afectadas lo contrajeron en el exterior o estaban conectados con casos importados, y más del 90 por ciento de las personas infectadas no habían recibido la vacuna [o no se conocía su estado de vacunación].
Aunque el número de personas infectadas de sarampión continúa siendo bajo en los Estados Unidos, a nivel mundial en 2008 murieron 164.000 personas debido al sarampión.
Otras enfermedades, como la poliomielitis y la difteria, están solamente a un vuelo de avión de distancia.
Incluso si tú nunca salieras del país, hay mucha gente que viaja y podría sin saberlo traer la enfermedad.
Cuanto más elevado sea el número de personas de tu comunidad que no se vacune, mayor podrá ser la velocidad con que se propague la enfermedad en la población.
¿Dónde puedo conseguir más información sobre el timerosal y la seguridad de las vacunas?
Se trata de una cuestión compleja, y dado los rumores y la información contradictoria que hay por todas partes, no resulta sorprendente que los padres estén alarmados y confundidos.
Empieza por consultarle al médico de tu niño. Y si quieres encarar alguna lectura por tu cuenta, hay mucha información disponible en la web.
A continuación te mostramos algunos enlaces a sitios web de importantes organizaciones de salud que ofrecen información sobre las vacunas y/o el timerosal:
- Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades [CDC]
- Administración de Alimentos y Fármacos [FDA, en inglës]
- Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas [NIMH, en inglés]
Y a continuación te mostramos enlaces a sitios web de grupos activistas:
- Centro Nacional de Información de Vacunas [en inglés]
- Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses [en inglés]
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Referencias
BabeCenter. 2016. Vacunas y autismo: Distinción entre la realidad y la ficción.
R. Grinker. 2007. Unstrange Minds